lunes, 12 de noviembre de 2007

La maldición de la silla roja


Como todos sabéis, la cafetería es la zona oficial de reunión para todos los alumnos. Es allí dónde vamos cada vez que un profesor falta, cada vez que no vamos nosotros o cuando por algún trabajo nos vemos obligados a comer en la universidad. Al pasar tanto tiempo en ese lugar, es normal que sea allí dónde sucedan la mayoría de las anécdotas; y como no, nosotras tenemos muchas que contar. Quizá una de las más divertidas tuvo que ver con el buen estado de las sillas, que en ciertas ocasiones, parecen estar programadas para hacernos pasar momentos más que vergonzosos.

Una mañana, repasando para un examen, decidimos juntarnos todos en el último piso. Cada uno de nosotros se agenció su silla blanca, excepto una compañera que para llevar la contraria escogió la roja. En mala hora, pues tras cinco minutos de estar sentada, las patas se doblaron y ella cayó de culo al suelo ante la vista de todos los que estaban allí. En aquel momento, decidió echarse a reír y todos nosotros también para evitar el bochorno. Pero desde entonces, ninguno ha vuelto a sentarse en las sillas de color rojo.

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