lunes, 26 de noviembre de 2007

Los cinco pies del gato



Ya hablamos anteriormente sobre cierto profesor que nos exigía presentar justificaciones de faltas de asistencia tomalmente irrazonables.


La última barbaridad de este profesor, ha sido darle a elegir a una compañera entre presentar la invitación de la boda de su prima o el ticket de unos chicles comprados en una gasolinera gallega. El motivo de ésto, era que la chica no podía presentar justificación de transporte (ya que viajaba en su propio coche), ni de alojamiento, al estar en casa de sus familiares.


Una vez más este profesor nos ha dejado "boquiabiertas" y desde aquí volvemos a reivindicar nuestro derecho de asistencia voluntaria, ya que somos lo suficientemente adultos como para saber comportarnos y establecer cuáles son nuestras prioridades sin que nadie nos juzgue por ello.

No somos las únicas

Bueno, hemos decidido que basta ya de ser tan egocéntricas y de hablar siempre de nosotras. En el campus hay mucha gente, y cada cual con una historia mejor. Así que nos hemos puesto las pilas y hemos salido a recabar información por aquí. De manera que ahora no sólo contaremos nuestras historias sino también las de nuestros compañeros de faena.

Amor en la red


A veces en la vida te pasan cosas que parecen difíciles de solucionar, aunque al final lo mejor es, casi siempre, dejar pasar el tiempo.


Un día hablando por el messenger con un chica de clase, sucedió algo totalmente inesperado para mí. La conversación empezó de una manera de lo más corriente: "hola, ¿qué tal?". Y terminó diciéndome te quiero y desconectándose de repente, poco después de haberme piropeado extrañamente. ¿Qué se supone que debía hacer yo en ese momento? Ésta es una de esas cosas que, en un principio, parecen no tener solución, o al menos ser muy complicada. Muchas preguntas pasaron por mi cabeza: ¿Qué se supone que debería hacer cuando la viera en clase al día siguiente?, ¿qué significaba ese "te quiero"?, ¿debería preguntárselo a mi compañera? Al final decidí pedir consejo a un compañero cercano a mí y a ella.



Todo acabó resultando ser una pequeña broma de dicho compañero. ¿Qué hubiera sido de mí si llego a preguntárselo a mi compañera?

La obra interminable




Todo aquel que estudia en el Campus de Leioa, está familiarizado ya, con unas obras que dieron comienzo a principios del año pasado. Hasta hoy y desde el día en que llegamos, hemos tenido que soportar no sólo los ruidos durante las clases, sino también el estar aislados del resto.

Esto es así debido a las obras y a la necesidad de bloquear la pasarela que une nuestra zona con el resto del Campus. Desde entonces, si tienes la necesidad de ir al otro lado, deberá dar una gran vuelta de 10 minutos, mientras que con la pasarela son como mucho tres. Y a esto hay que sumarle el hecho de que pretenden arrebatarnos el servicio de la cafetería grande, obligándonos a recurrir al resto de cafeterías que se encuentran mucho más lejos.

No sabemos cuánto durará esta situación, ni cuándo empezarán a pensar en nosotros. Pero esperamos que sea pronto, pues ya estamos cansados de ser los “marginados”. No es tan difícil terminar con la obra de la pasarela y dejar de vaguear tanto ¿no?

lunes, 19 de noviembre de 2007

Tras la pista




Hace unos meses varios compañeros y yo nos convertimos en detectives por un día. El caso era de gran importancia: descubrir quién era la anónima que se dedicaba a escribir cariñosamente en el blog de una compañera todos los días. Creímos que sería sencillo encontrarla, ya que afirmó ser una estudiante de tercero de carrera en la facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, dándonos incluso su nombre y apellidos.


Con la curiosidad que nos caracteriza, decidimos no quedarnos de brazos cruzados. Y abrimos una investigación con el fin de encontrar a la susodicha. Lo primero, fue buscar si su nombre salía en alguna de las listas de notas. Pero pronto nos dimos cuenta de que era más fácil pedirle ayuda al conserje. Con una mentira piadosa conseguimos que nos dejara ver las listas de tercero y la chica no aparecía. Nos había engañado.


Mirándolo por el lado bueno, nos entretuvo durante un día, pero aún seguimos sin conocer la identidad de esta extraña mentirosa.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

La UPV en su línea


Hace dos meses la UPV lanzó un curso gratuito de “Autodefensa para la mujer” destinado a todas las alumnas, que se impartiría en el Polideportivo Universitario. Desde el comienzo ha sido un curso con mucho éxito ya que asistíamos más o menos 35 chicas de todo el campus.



Hoy, el profesor ha decidido cesar el curso, ya que la universidad se niega a proporcionar el material mínimo, dándonos además la oportunidad de terminarlo en su gimnasio privado. Hasta ahora hemos tenido que soportar el frío, compartir el espacio con otras actividades, e incluso la absoluta prohibición de usar cualquier instalación del polideportivo ( taquillas y vestuario).



Esto ha colmado nuestra paciencia. Por eso desde aquí queremos pedir a la universidad seriedad, ya que no se puede ofrecer un curso y después no proporcionar el material necesario. Y por supuesto, que solucionen esta situación. ¡Qué no es mucho pedir unas malditas colchonetas!

Fashion victim


¿Quién no tiene una prenda favorita que usa mucho más que las demás? ¿Quién no se ha comprado algo nuevo y lo ha usado en exceso los primeros días? Esto es algo que nos sucede a muchas personas, pero en la facultad se da con una intensidad muy particular.
Durante todo un curso, estuvimos observando a uno de nuestros compañeros, que tenía tanto aprecio a su sudadera como para no quitársela durante un largo año (con su otoño, invierno, primavera y verano incluidos). Todavía no entendemos cómo hace para lavarla, ni tan siquiera si lo hace. Este año la situación se ha agravado, ya que continúa vistiendo esa misma sudadera todos los días. Pero además hemos descubierto que ha trasladado a uno de sus amigos esa misma tendencia, sólo que éste lo hace con el modelo completo (pantalones y camiseta).
No queremos llegar a imaginar lo terrible que podría resultar estar en clase si esta moda se instaura en la facultad. Así que desde aquí os pedimos colaboración: “un poquito de variedad a la hora de vestir, ¡por favor!”.

lunes, 12 de noviembre de 2007

La maldición de la silla roja


Como todos sabéis, la cafetería es la zona oficial de reunión para todos los alumnos. Es allí dónde vamos cada vez que un profesor falta, cada vez que no vamos nosotros o cuando por algún trabajo nos vemos obligados a comer en la universidad. Al pasar tanto tiempo en ese lugar, es normal que sea allí dónde sucedan la mayoría de las anécdotas; y como no, nosotras tenemos muchas que contar. Quizá una de las más divertidas tuvo que ver con el buen estado de las sillas, que en ciertas ocasiones, parecen estar programadas para hacernos pasar momentos más que vergonzosos.

Una mañana, repasando para un examen, decidimos juntarnos todos en el último piso. Cada uno de nosotros se agenció su silla blanca, excepto una compañera que para llevar la contraria escogió la roja. En mala hora, pues tras cinco minutos de estar sentada, las patas se doblaron y ella cayó de culo al suelo ante la vista de todos los que estaban allí. En aquel momento, decidió echarse a reír y todos nosotros también para evitar el bochorno. Pero desde entonces, ninguno ha vuelto a sentarse en las sillas de color rojo.

domingo, 11 de noviembre de 2007

¡¿Imprimir un trabajo en la UPV?! ¡Imposible!



Ya hemos comprobado que no todas las prestaciones de la UPV están tan disponibles como parece. Esto también sucede cuando tratas de imprimir un trabajo.


Aprovechando los diez minutos de descanso entre clases, te diriges apresuradamente al aula de ordenadores para imprimir una práctica que debes presentar hoy mismo. La primera sorpresa llega cuando descubres que está cerrada. Por ello, decides bajar a la planta baja a preguntar y descubres que el aula debería estar abierta, y además que sin responsable ellos no pueden hacer nada. Y aquí llega la segunda sorpresa; cuando tras 15 minutos esperando te das cuenta de que el responsable no va a aparecer. Así que no te queda más remedio que encontrar otra solución.


Al final terminas imprimiendo en Kopiak el trabajo, llegando tarde a clase y además acordándote de todas las veces que te ha pasado algo parecido. Pero, ¿qué se puede esperar si ni tan siquiera tenemos sala de redacción disponible para nuestras asignaturas?

La abeja Maya



La saturación de personas en un aula provoca un olor a humanidad que nos obliga, a pesar de una climatología adversa, a tener abiertas las ventanas por completo casi a diario. Esto trae infinidad de consecuencias, entre ellas ser el objeto de obsesión de grandes insectos.


Una tarde, como tantas otras, un extraño zumbido rompió nuestra profunda concentración. Con un sorprendente efecto dominó todos levantamos nuestras cabezas y cambiamos nuestro centro de interés en busca de aquel intruso. Nos costó dos horas echarle de clase. Cuando creímos habernos librado de él, nos sorprendió también en el baño. Tras fuertes gritos y una rápida estampida, el abejorro se marchó, pero no para siempre. Al irnos a casa, volvimos a encontrárnoslo dentro del coche, así que indefensas, decidimos ponernos a fumar como carreteras, ya que supuestamente el humo ahuyenta a este tipo de insectos. Sólo cuando el coche estuvo completamente lleno de humo nos deshicimos por completo de él. Sin embargo acabamos casi ahogadas y con un horrible olor a tabaco en la ropa. Lo curioso es que fue el mismo abejorro todo el tiempo, ¡o eso creemos!

lunes, 5 de noviembre de 2007

Para ser conductor de primera...



Para algunos alumnos de la UPV el transporte público se ha convertido en algo imprescindible pero al mismo tiempo en su peor pesadilla. Cuando no dispones de coche propio, ni de alguien que pueda llevarte, no te queda más remedio que hacer uso de Bizkaibus. Para sus conductores no existe ni la normalidad, ni la puntualidad; y es que por muy buenas intenciones que tengamos, nunca conseguiremos llegar a tiempo a clase.

Pero su defecto no sólo está en la puntualidad, sino también en su velocidad ya que en ciertas ocasiones se asemeja a la película "Paseando a Miss Daisy" y en otras, parece un autobús kamikaze preparado para un suicidio colectivo.

Así que desde aquí hacemos un llamamiento a todas las personas que sufren con esto cada día. Ya es hora de cambiar las cosas.

¿Te parece que el vídeo sobre la UPV refleja la realidad?