A lo largo de nuestra estancia en la universidad nos vamos acostumbrando a las manías de los diferentes profesores, pensando que ya no queda nada que pueda asombrarnos. Pero siempre hay quien supera al anterior exigiéndonos cosas nada razonables y difícilmente explicables.
Concretamente, este primer cuatrimestre hemos tenido el placer de conocer a un profesor que llega hasta límites insospechados. No sólo nos ha exigido asistencia obligatoria, siendo ésta voluntaria en la universidad, sino que además en caso de falta deberemos presentar un justificante y realizar un trabajo. Llega hasta tal punto la desconfianza de este profesor hacia sus alumnos que en caso de fallecimiento tenemos que entregar una copia de la partida de defunción; ya que según él todos nos hemos excusado para faltar a clase alguna vez.
¡Menos mal que no nos imparte ética profesional!
No hay comentarios:
Publicar un comentario